En Squid Game, un grupo de 456 personas, endeudadas y desesperadas, son atraídas a un sanguinario juego de supervivencia en el que tienen la oportunidad de llevarse 45.600 millones de wons coreanos (39 millones de dólares) si ganan una serie de seis partidas.
¿Y qué pasa? Si pierden, mueren.
Los juegos son bastante sencillos: son juegos de la infancia con los que los jugadores crecieron. Y esa sorprendente yuxtaposición de un inocente juego de niños con muertes violentas ha hecho que los espectadores se sientan atraídos.
"La gente se siente atraída por la ironía de que unos adultos desesperados arriesguen sus vidas para ganar un juego de niños", dijo el director de Squid Game, Hwang Dong-hyuk, en una entrevista.
"Los juegos son sencillos y fáciles, por lo que los espectadores pueden centrarse más en cada personaje que en las complejas reglas del juego".
También está el elemento de la nostalgia. Por ejemplo, el desafío del panal de Dalgona que aparece en el tercer episodio es uno que la mayoría de los coreanos recuerdan haber jugado cuando eran niños.
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